lunes, 27 de julio de 2009

Todo lo que pareció tan bonito alguna vez se esfumó.
Y aunque no le costó mucho encontrar nuevas cosas,
Los vidrios rotos aún seguía allí, por ratos, atontándola.
Pero nadie sabe que le ocurrió, ni que le pudo haber ocurrido
Pues su loquera creció, su falta de razonamiento aumentó.
Por simple comodidad, prefirieron olvidarlo.
Olvidar por qué ella -precisamente ella- estaba en ese tan deplorable estado.
Y lo hicieron, jamás nadie recordó por qué la llamaron loca.
Era tanto así, que ni ella lo sabía.
No comprendía porqué tales cosas, y tales otras.
Buscó, buscó y buscó.
Nada, ni un indicio, ni una insignificante idea.
Nada le llevaba siquiera a una miserable conjetura.
Y se llevó las manos a la cabeza, y lloró.
Otra vez.
¿Qué más daba? Estaba loca y confusa, pero tenía una vida...
una vida tirada, llena de polvo, en algún lugar de su armario.
Y entonces, como hace alguna vez lo hizo con el cielo, alzó su mirada a la luna y le preguntó
en un desesperado y aterrador grito "¿Por qué?"
y así como le respondió el cielo, con un silencio tan grande como su amenazador tamaño, lo hizo la luna.
Guardaron silencio, ocultando todo rastro de evidencia.
¿Qué más daba? Si todo el mundo era así...
¿valía la pena algo más?
¿qué?
Lo olvidó. Las heridas en sus muñecas, las lágrimas derramadas en ese profundo pozo donde vivía.
Los sueños, las iluciones... también.
La música desgarradora, el silencio infinito.
Preguntas, millones de preguntas sin responder.
Todo, ella lo olvidó todo.
Ella lo superó todo.
o al menos, eso quiso pretender.
Con su brillante talento, con su nueva sonrisa, que ya no era de papel.
Con sus ánimos, con sus palabras, con nuevo optimismo, con su actitud, con sus respuestas
con su ingenio, con sus amigos, con su familia...
pero no se puede simplemente pretender.
Y aprendió la dura lección.
Y Estalló, en lágrimas.
Aunque hubiese querido que le estallara el cerebro, o al menos el corazón.
Pero algo, quizás la respuesta de la luna, quizás el silencio del cielo,
De su bóbeda infinita..
le hizo reaccionar, entender, comprender, aprender.
Le hizo poner pies en tierra, mirar a la gente a los ojos.
Caminar derecha, caminar...
estaba caminando sin mirar atrás.
Estaba riéndo sin fingir.
Estaba viendo como todo ocurría sin afectarle
sin tocarle o rozarle.
Y rió, vacía y huecamente, de que su locura no era más que ceguera.
de que su locura era la de una soñadora fracasada.
De que no estaba loca realmente.
De lo fácil que parecía sacar su vida del armario y limpiarla.
Pero ahora, fijarse.
Pues, luego de una tormenta viente otra peor.
Pero digamos las cosas como son, ella está bien
ella es sencible pero estable.
Ella, los va a destruir a todos en su gran imaginación
No tiene para qué hacerlo en verdad, pero así puede pretender dar vuelta la página.
Pues no hay más páginas que la vida, y esa es una sola.

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